Manchester City quedó eliminado en la serie de penales contra Real Madrid, en los cuartos de final de la Champions League. No pudo, no supo cómo entrarle al coloso de la competencia. Sin embargo, para los especialistas, sigue siendo el equipo que conduce Pep Guardiola el mejor conjunto del mundo. Por diversas razones, que exceden el estilo artístico, la voracidad ofensiva.
Con una demostración de fuego ofensivo demoledora, se impuso este jueves por 4 a 0 sobre Brighton And Hovee, en su diminuto y pintoresco escenario, por la fecha 29, la pendiente de la Premier League. Y quedó a un punto de Arsenal, aunque con un partido menos. Faltan cinco fechas y la cúspide está así: 77 a 76. En el equipo perdedor la pasó mal Valentín Barco: se hizo un “nudo” con la pelota en el 0-3 y “pasó de largo” en la jugada del cuarto gol, cuando en el retroceso intentó marcar a Walker. Eso sí: al final, el lateral izquierdo se llevó un gran gesto de Guardiola.
El ojo clínico del City, sumado a las decepciones en el tramo final recientes del Arsenal (como en la temporada pasada), convierten al elenco celeste como el candidato natural. Si no hay sorpresas, ganará otra vez el certamen, como en las últimas tres temporadas. La anterior, conseguida por el alicaído Liverpool de Klopp (tercero, con 74), tuvo como subcampeón al mismo equipo que domina a Inglaterra con aportes económicos externos de controvertido origen.
El festín del City frente a un Brighton contracultural, libre de marcas y amante de los riesgos, pudo ser más amplio. Fue, justo, la primera vez de Valentín Barco como titular, como clásico número 3, con avances esporádicos y valientes. No tuvo un buen rendimiento, nervioso por el escenario y abrumado por el rival.
En una de las tantas veces que el conjunto que dirige Roberto De Zerbi intentó salir jugando, solventado por un arquero tan bueno con las piernas como con las manos (Jason Steele), el joven jugador, surgido en Boca, se equivocó como un aprendiz, mareado entre botines adversarios, dentro de la propia área. Se hizo un nudo todo en el equipo en esa salida desde el fondo y el exBoca no fue la excepción: lo presionaron, el City ganó la pelota y “fue al gol”. Resultó el segundo grito de Phil Foden, el zurdo picante dueño de la camiseta número 47, que un rato antes había inventado un tiro libre, cómplice de un desvío.
La apertura del marcador fue del genial Kevin De Bruyne: cuando las lesiones no lo perturban, se trata de lo mejor del mercado. Aprovechó un centro del Kyle Walker (Barco no llegó al cruce) y estampó una palomita para coleccionar y guardar. Directa al ángulo. El belga es un fuera de serie.
El DT italiano, de 44 años, que suele ser elogiado por Guardiola, tomó nota de la situación, en una temporada en la que quedó también a mitad de camino en la Europa League: hizo tres cambios, aunque debió cambiar a casi todo el equipo, si hubiese tenido ese poder en sus manos. Barco siguió sobre el campo, un modo de no castigarlo y, al mismo tiempo, seguir adquiriendo experiencia. Días atrás, el técnico lo había señalado: “Tiene que trabajar para mejorar su condición física”. Lógico: las diferencias entre la Copa de la Liga y la Premier League son un mundo.
Bajo una intensa lluvia, el suspenso era determinar por cuánto iba a ser la diferencia final. Brighton suele despreocuparse por la marca y el City es voraz. Un avance de Walker derivó en Julián Álvarez, en modo número 9, sin la sombra del lesionado Erling Haaland. El remate cruzado acabó con la sequía de un goleador que no solo vive del gol. Le dio de puntín a un palo, a modo de alivio. Ocho partidos sin convertir para una figura de su calibre es una eternidad. El 31 de enero había sido su última vez (por dos), frente a Burnley.