“¡Hop, hop, hop!”, bramaba el estadio. Esa tarde de otoño de 1986, si uno hubiera arrojado un alfiler a las tribunas de Vélez habría rebotado. El hogar de Vélez Sarsfield estallaba. La cifra oficial reza 41.286 espectadores, pero las crónicas hablaban de 50.000. Después de un año bisagra en el que los Pumas habían vencido por primera vez a Francia y empataron con Nueva Zelanda, el fervor popular que despertaban obligó a buscar un nuevo escenario. Se decidió abandonar la cancha de Ferro y trasladarse al estadio mundialista José Amalfitani, en el barrio de Liniers. Con el aliento del público, el empuje del scrum propició el try del Flaco Ernesto Ure, previa asistencia del medio-scrum Javier Miguens, que se había levantado por el lado ciego, había amagado el pase afuera para Juan Lanza y armado el hueco por dentro para la entrada en soledad del octavo, que se tiró en palomita. Después, el pie de Hugo Porta haría el resto para la victoria por 15-13.
Este sábado, a las 16, los Pumas volverán a presentarse en el estadio de Vélez, que desde entonces han adoptado como a una casa. Enfrente estará otra vez Francia, un clásico, el seleccionado que más contribuyó a su crecimiento, con el que más veces se enfrentaron y, también, aquél al que más vencieron. Una potencia que siete días atrás se impuso por 28-13 en Mendoza con un equipo alternativo, pero que llega conmocionado por una sucesión de escándalos de envergadura: un jugador fue dado de baja por comentarios racistas y otros dos resultaron apresados en Mendoza y afrontan cargos por violencia sexual.Francia, entre claroscuros: de su victoria en Mendoza al hecho policial de dos integrantes del plantel. - Créditos: @Marcelo Aguilar
Para los Pumas será una revancha y la posibilidad de enderezar el rumbo en el segundo partido en el ciclo de Felipe Contepomi como entrenador. Con entradas agotadas desde el jueves, el apoyo del público será una de las claves para que el seleccionado argentino recupere la forma que lo llevó a ser cuarto en el último Mundial y, sobre todo, saque a flor de piel la entrega que lo caracteriza. “Se puede ganar y se puede perder, el tema está en las formas”, aceptó con crudeza Marcos Kremer tras la caída del sábado. Nada mejor que regresar a casa para que los Pumas vuelvan a encontrarse con su esencia.
Los argentinos eligieron abstraerse del affaire y concentrarse sólo en el costado rugbístico. “No es algo que nos afecte. El foco está puesto en lo que nosotros tenemos que hacer, en mejorar la producción deportiva respecto a lo que pasó el sábado”, declaró Contepomi. La Unión Argentina de Rugby (UAR) se explayó al respecto sólo en un comunicado, amén de ponerse a disposición de la investigación judicial y asistir a sus pares de la Federación Francesa de Rugby (FFR). Según un informe de L’Equipe, fue Agustín Pichot, representante argentino ante World Rugby, quien intercedió para que Rafael Cúneo Libarona oficiara de abogado defensor. La posibilidad de suspender el partido nunca entró en consideración.