Tenía la pretensión de ser el próximo McGregor, pero Suga bebe un tramo demasiado amargo ante La Máquina

DAVID FERNANDO RAUDALES
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Sean O’Malley tenía la pretensión de convertirse en el nuevo Conor McGregor. Después de su derrota tendrá que pensar seriamente cuál será su futuro, porque el hombre conocido como “Suga’‘ vivió una noche demasiado amarga que no olvidará en largo tiempo.

Merab Dvalishvili pasó por encima de O’Malley y logró lo que su mejor amigo, Aljamain Sterling no pudo: vencer a uno de los rostros más importantes de las artes marciales mixtas para convertirse en el nuevo campeón de las 135 libras en el evento Noche UFC, descrito como una carta de amor a México.

“Hoy no me he sentido diferente a los demás días’‘, declaró Dvalishvili tras su victoria. “En realidad tenía curiosidad por saber por qué no sentía que luchaba por un cinturón de la UFC. Hoy ha sido un día normal para mí. Como ves, no gasto mi energía. Siento que estoy en un sueño. Hoy soy el mejor luchador de la UFC. ¡Lo he demostrado!’‘.

Ciertamente, Dvalishvili hizo honor a su apodo de “Máquina”, utilizando su implacable lucha libre para derribar en siete ocasiones a O’Malley y cerrar el espectáculo en el Sphere de Las Vegas el sábado por la noche en el UFC 306 que pasará a la historia por su derroche de luces y efectos.

Siempre atento a la distancia y los movimientos, O’Malley no pudo contener la marea de su oponente que se movía de manera lateral sin dar síntomas de cansancio y que encontraba oportunidades perfectas para buscar los derribos de manera incansable.

«Puedo seguir 15 asaltos más as’‘, agregó el segundo georgiano que se corona en la UFC siguiendo los pasos de Ilia Topuria, quien defiende su faja de las 145 libras a fines de octubre contra Max Holloway. “Tengo un cinturón. Todo el mundo sabe que dominé a este tipo’‘.

Después de una distracción entre Dvalishvili y el entrenador principal de O’Malley, Tim Welch, el futuro campeón desplegó un nivel de actividad imponente que nunca fue contrarrestado por un O’Malley carente de sentido de urgencia, ni siquiera en los rounds finales.

Se esperaba que O’Malley descargase un golpe contundente en cualquiera de los intercambios de pie, pero cuando lo hizo ya era demasiado tarde, porque el esfuerzo de levantarse de los takedowns de Dvalishvili ya le habían agotado las energías.

Cuando O’Malley perdió su primera pelea contra Chito Vera, se negó a aceptar el resultado y dijo que todo era culpa de una lesión, pero ahora no le quedó otro remedio que contemplar la realidad: los deseos de ser el próximo McGregor han quedado solo en eso.

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