El desafío del básquetbol argentino es contra sí mismo, más que contra los rivales que se le presentan. Si hubo una fórmula para llegar a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Atenas 2004, del que este año se cumplieron dos décadas, y a la final del Mundial 2019, también la hay ahora para salir del bache. Y a esa fórmula hay que apuntalarla con resultados positivos y buen juego, algo que el equipo dirigido por Pablo Prigioni mostró en la última ventana del Clasificatorio a la AmeriCup 2025 en la que, tras la victoria sobre Venezuela del viernes pasado, este lunes se impuso a Colombia 88 a 68 en el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata, quedó en lo más alto del grupo A y está a un paso de lograr un objetivo ‘chiquito’ para la historia del deporte, pero muy necesario para la actualidad luego de no estar en París 2024 y la Copa del Mundo 2023.
Si bien el oponente de turno no es de los más importantes de Sudamérica, es un combinado que creció en los últimos certámenes y llegó a la ciudad balnearia con el sueño de dar el mismo golpe que en este torneo le propinó Chile a la albiceleste. Pero estuvo más lejos que cerca porque el local dominó gran parte del juego y, más allá de una merma pronunciada en el segundo tiempo, la distancia que tomó en el primero le dio la tranquilidad necesaria para conseguir su tercer triunfo en cuatro encuentros.
El inicio fue errático y con pérdidas de ambos equipos. La paridad la rompió la Argentina de la mano de Francisco Caffaro, determinante adelante para romper la defensa con sus caídas y anotar cerca del cesto y atrás para contener el poderío de los ‘grandes’ cafeteros. El visitante tuvo su momento y llegó a igualar en 16, pero un buen ingreso desde el banco de suplentes de Lucio Redivo fue la previa de un segundo cuarto soberbio en el que pasó por arriba a su rival. Atrás, la albiceleste fue muy intensa y pudo recuperar la pelota en varias ocasiones y contraatacar en velocidad. En las posiciones fijas, tuvo paciencia para mover el balón y encontrar siempre, con un pase extra, a un jugador solo.
Con esa receta fue ampliando la distancia cada vez más hasta que llegó a las 23 unidades. Prigioni le dio minutos a todos sus jugadores y todos le respondieron. Hasta las energías de ambos equipos fue diferente en ese tramo y ejemplo de ello fue una jugada en la que el combinado nacional robó el esférico en la primera línea y los cinco jugadores llegaron al cesto rival contra solo dos defensores.
Pero todo cambió luego del descanso largo. Enseguida el entrenador argentino tuvo que solicitar tiempo muerto y con una frase a sus jugadores resumió lo que estaba pasando en el rectángulo de juego: “10 puntos y cuatro pelotas perdidas en tres minutos. Esta es la concentración con la que salimos a jugar el partido”. El reto no surtió efecto. El conjunto cafetero, con una gran agresividad para defender y mucho más certero, sobre todo desde la línea de triples, que en los primeros 20 minutos, limó de a poco la distancia y la dejó en ocho (59 a 51) con un increíble triple de Tonny Trocha desde la mitad de la cancha.
En ese lapso, la selección argentina dejó de hacer lo que debe para ser competitivo en el plano internacional a merced de los nombres que tiene actualmente y, más aun, sin sus principales jugadores: defender intenso y contraatacar o, en el ataque estacionado, pasarle la pelota a más no poder. Sin ello, la puede pasar mal hasta con rivales como Colombia que se agrandó a tal punto que marcó más unidades en ese lapso que en los primeros 20 minutos (26 contra 25).
Para el último tramo Prigioni dispuso una defensa zonal y Trocha, encendido, la castigó en la primera ofensiva con un bombazo para arrimar a los suyos a cinco (59-54). El bache parecía no tener final, pero la clase de José Vildoza y la experiencia y trayectoria de Patricio Garino rescataron al anfitrión. El base de Boca Juniors asumió la responsabilidad de anotar, además de conducir, y el escolta de Estudiantes de Madrid contagió a sus compañeros con buenas defensas y claridad adelante cuando la juventud de Gonzalo Corbalán, de gran labor, lo llevó a no tomar las mejores decisiones. El juego físico de Colombia fue castigado con una cuarta falta antideportiva y la segunda de Juan Tello, quien debió irse a los vestuarios antes de tiempo por un fuerte golpe en el rostro de Vildoza y su combinado lo sintió considerablemente. Desde entonces, la albiceleste encaminó un trabajado triunfo en el que la distancia fue más acorde al primer tiempo que al segundo.
Vildoza fue el más destacado en lo numérico con 17 puntos, 5 robos y 3 asistencias mientras que Garino aportó 17 unidades, 6 rebotes y 3 pases gol. Corbalán también fue clave con 15 tantos y 8 asistencias y Lucio Redivo sumó 12 en apenas 14 minutos. En el perdedor lo mejor pasó por las manos de Trocha con 14 puntos. Hansel Atencia sumó 10 y dio 6 asistencias.
Para el combinado nacional, las dos victorias para cerrar el año significan bastante más que eso y que haber quedado a un paso de la AmeriCup 2025. En su afán de construir un futuro acorde a su historia, dio un paso firme y plantó bandera contra dos rivales de menor envergadura, pero que tenían con qué sorprenderlo. Un dato no menor: nunca estuvo abajo en el marcador en los 80 minutos que jugó en el Polideportivo Islas Malvinas, ni siquiera al principio de cada uno de los cotejos.
Y todo eso lo hizo sin sus máximas figuras porque Facundo Campazzo, Gabriel Deck, Luca Vildoza y Leandro Bolmaro no pudieron sumarse al plantel a raíz de que están compitiendo con sus respectivos clubes en la Euroliga y Nicolás Laprovittola se recupera de una grave lesión. Además, en una lista ya de por sí con jugadores jóvenes debutaron Francisco Conrradi (21 años) y Francisco Farabello (24), el hijo de Daniel Farabello quien vistió la camiseta celeste y blanca en Atlanta 1996 y el Mundial 2006 entre otros campeonatos.
En el otro duelo de la jornada Chile derrotó como local a Venezuela 86 a 61 en Valdivia y se acomodó en el tercer lugar. La próxima, y última, ventana de partidos será en febrero de 2025 con otras dos fechas. En la quinta la Argentina visitará a Venezuela y, en la siguiente, a Colombia. De ganar alguno de esos encuentros o aun perdiendo por menos de lo que derrotó a ambos combinados en Mar del Plata, se clasificará a la AmeriCup y podrá defender el título que logró en 2022. Esa fue su su última gran alegría porque luego ingresó en un bache -no clasificó al Mundial 2023 ni a los Juegos Olímpicos París 2024- del que trabaja para salir.